El 1 de Noviembre se celebra en España y en otros muchos lugares del mundo, el Día de Todos los Santos. Se trata de una tradición en la que se honra y recuerda a los parientes fallecidos.
Es costumbre homenajear a los difuntos con rezos y arreglos florales en las tumbas como símbolo de recuerdo y añoranza, crisantemos, gladiolos, rosas, calas, claveles y clavelinas son las flores que más se utilizan, tiñendo los cementerios de un precioso colorido.
Y tampoco podemos olvidar que es el momento para disfrutar de los ricos dulces tradicionales, que provocan largas colas en las puertas de las pastelerías en esta festividad.
En esta ocasión os dejamos la receta uno de los dulces más típicos del Día de Todos los Santos, los Buñuelos de Viento.
En un cazo a fuego lento, se ponen el agua, la leche, la mantequilla, la ralladura del limón y una pizca de sal. Cuando empiece a hervir retira la mezcla del fuego, añade de golpe la harina y remueve bien.
Pon la mezcla al fuego de nuevo y cuécela a fuego lento hasta que la masa se separe de las paredes de la cazuela. Retírala del fuego y deja que repose en el frigorífico. Cuando la masa haya enfriado añade los huevos uno a uno hasta obtener una masa cremosa que no sea ni muy seca ni muy líquida.
Ahora dale forma a los buñuelos con dos cucharas untadas en aceite y fríelos en una sartén con abundante aceite a fuego medio. Retíralos cuando estén dorados y ponlos sobre un papel absorbente para quitar el exceso de aceite, colócalos en una fuente y espolvoréales azúcar glass. También se pueden rellenar de crema, nata, chocolate, toffe… como más te guste.
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